Reseña: The Last Jedi (C/ SPOILERS)
Por Esteban Pedreros
Si aún no han visto Star Wars: The Last Jedi, esta reseña contiene todos los spoilers... vean la película, regresen y comenten. Los espero...
Cuando se estrenó The Force Awakens salí del cine con el entusiasmo a tope, absolutamente reencantado con Star Wars y proclamando que ya era hora de que George Lucas soltara su creación para que alguien más hiciera algo bueno con Star Wars.
Dos años después mi entusiasmo hacia The Force Awakens ha bajado mucho. Es difícil ignorar que la película decidió emprender la difícil tarea de reencantar a los fans de la forma más segura posible: recorriendo el mismo sendero de 1977 hito por hito, imprimiéndole un ritmo frenético a la historia que dificulte cuestionarla y digerirla bien en el primer intento.
Una vez que el entusiasmo cesa, que la compostura vuelve, es difícil ver The Force Awakens sin cuestionar sus numerosos problemas, donde el principal es la falta de nuevas propuestas. Hay diseños nuevos, nombres nuevos, pero es más de lo mismo y sin el encanto de la originalidad no hace más que apelar (exitosamente), a la nostalgia de los fans.
The Last Jedi toma una ruta similar, pero no para descansar en la nostalgia sino para marcar un punto de inflexión en la historia y allanar el terreno para algo nuevo.
The Last Jedi es una película valiente que decide tomar un hito de la cultura pop y darle nuevo ímpetu destruyéndolo casi por completo. Kylo Ren lo dice en la película: "Debes dejar que el pasado muera, mátalo si es necesario". La nostalgia es un arma de doble filo y conduce al estancamiento cuando lo único que aceptan los fans son refritos de los grandes éxitos de antaño.
Luke habla del peso y la deificación de las leyendas, cómo los héroes se vuelven inmaculados e incuestionables gracias a la idealización de la nostalgia, Luke ve en la mirada de Rey esa idealización injustificada y siente culpa. La caracterización de Luke es la mayor decepción que me ha generado la nueva trilogía, porque en todas las historias que imaginé del futuro de Star Wars, Luke se transformaba en el fundador de una nueva República donde la maldad del Imperio no tendría lugar. Supongo que algunos compartirán esa idea y otros tal vez disfruten más lo que se ha escrito en novelas y cómics, pero el Luke que vemos en The Last Jedi es un viejo amargado y recluso que ha renunciado a la esperanza y se escondió en el lugar más recóndito de la galaxia a esperar su propia muerte por vergüenza y remordimiento, porque no solo fracasó en su empresa de refundar la Orden Jedi, sino porque su fracaso significó que su sobrino cayera al lado oscuro y arrastrara a la galaxia con él. Su hermana le confió la vida y educación de Ben Solo y Luke Skywalker creó a Kylo Ren.
Luke Skywalker no es lo que yo esperaba, pero eso es bueno.
Rey no tiene apellido. Rey no es una Skywalker, Rey no es una Kenobi. Rey es la hija de padres alcohólicos que la vendieron para tener dinero para emborracharse. Rey es una huérfana criada en un planeta marginal sin conexión con un linaje famoso. Rey es como cualquier otro. Rey le quita el monopolio de la fuerza a los Skywalker, Rey rompe el ciclo, el linaje, Rey le devuelve la Fuerza a la galaxia y expande la historia. La Fuerza es equilibro, crea luz en la oscuridad y viceversa. Luke creó a Kylo Ren y por lo tanto la Fuerza creó a Rey, no de la misma forma bíblica en que creó a Anakin Skywalker, pero sí como contrapeso a la expansión de la influencia del lado oscuro.
Creo que en The Force Awakens Rey parecía a ratos un bienintencionado personaje genérico, símbolo de la diversidad políticamente correcta, pero aquí muestra carácter. Rey se para frente a Luke, le exige la verdad y le entrega una última oportunidad de hacerse cargo de resolver el problema o dejarlo en sus manos. Rey siente cariño y admiración por el pasado, pero no tiene miedo de confrontarlo si no entrega las soluciones necesarias. Es un personaje lleno de determinación, inventiva, compasión, esperanza y fuerza y eso la convierte en una excelente y digna sucesora de Luke.
Poe Dameron comete todos los errores posibles. Las decisiones de Poe y Finn terminan por sabotear los planes de Leia y la Vicealmirante Holdo (Laura Dern), pero lo que redime estos errores es que provienen del afán de combatir a la Primera Orden. Poe es impetuoso, impaciente e imprudente, pero carga la chispa de la Rebelión más pesadamente que ningún otro personaje. Poe no está preparado para ser líder al comienzo de la historia, pero al final de ella ha madurado (a un alto costo), lo suficiente como para suceder a Leia. Es una lección dura y terrible y tal vez signifique que a más de alguien el personaje le resulte débil, demasiado falible, pero creo que es un excelente arco porque a diferencia de Luke Skywalker lo fortalece. No decide ir a esconderse a una isla sino que asume el peso del liderazgo, el peso de decidir la vida y la muerte de sus amigos y camaradas en circunstancias terribles. Leia Organa esperaba que Poe pudiese convertirse en su sucesor y al final de la película ve sus esperanzas realizadas. Qué bueno que se arrepintieron de matar a Poe en la película anterior.
Creo que esta es la película que mejor desarrolla a Leia Organa. Siento que la trilogía original jamás le dio peso suficiente a que haya visto la destrucción de su planeta adoptivo, pero acá se la ve cargando el peso de los años y peor aún, el peso de los millones de vidas que se han perdido en la lucha por mantener o conseguir la paz en la galaxia. Alderaan, Hosnian Prime, el 90 por ciento (y un poco más), de los guerrilleros que componen la Resistencia. Leia carga ese peso, pero no titubea, retrocede ni renuncia. Después de cinco películas queda claro quién es el pilar de Star Wars.
The Last Jedi es una película deprimentemente esperanzadora. Es normal que algunos fans salgan tristes y desmotivados de la película porque habría que tener varios cables cruzados para salir eufórico de lo que es esencialmente el Álamo de la Resistencia, la batalla de la Concepción, un Dunquerque que salió mal. La única victoria de la Resistencia es que no los mataron a todos y que Luke volvió para darles un poco de esperanza en el futuro.
La Resistencia ha logrado darle un par de golpes fuertes a la Primera Orden, pero sus victorias son pírricas, a un costo personal enorme. Ya no quedan representantes de la vieja guardia y es la nueva generación la que se tiene que hacer cargo de una guerra que heredaron... no sé ustedes, pero yo quiero ver a esa nueva generación, quiero ver cómo ganan salvando lo que aman.
A veces el silencio también es una respuesta. Esta película no viene predigerida (tampoco es una película de super compleja), pero recompensa el dedicarle algo de tiempo a analizar la historia. No hay que confundir el no recibir lo que uno esperaba o que las respuestas no sean explícitas, con que éstas hayan sido omitidas. Tal vez no te guste del todo lo que propone la película, pero eso no significa que sea malo o incorrecto.
¡Bien por Rian Johnson!
Si aún no han visto Star Wars: The Last Jedi, esta reseña contiene todos los spoilers... vean la película, regresen y comenten. Los espero...
Cuando se estrenó The Force Awakens salí del cine con el entusiasmo a tope, absolutamente reencantado con Star Wars y proclamando que ya era hora de que George Lucas soltara su creación para que alguien más hiciera algo bueno con Star Wars.
Dos años después mi entusiasmo hacia The Force Awakens ha bajado mucho. Es difícil ignorar que la película decidió emprender la difícil tarea de reencantar a los fans de la forma más segura posible: recorriendo el mismo sendero de 1977 hito por hito, imprimiéndole un ritmo frenético a la historia que dificulte cuestionarla y digerirla bien en el primer intento.
Una vez que el entusiasmo cesa, que la compostura vuelve, es difícil ver The Force Awakens sin cuestionar sus numerosos problemas, donde el principal es la falta de nuevas propuestas. Hay diseños nuevos, nombres nuevos, pero es más de lo mismo y sin el encanto de la originalidad no hace más que apelar (exitosamente), a la nostalgia de los fans.
The Last Jedi toma una ruta similar, pero no para descansar en la nostalgia sino para marcar un punto de inflexión en la historia y allanar el terreno para algo nuevo.
The Last Jedi es una película valiente que decide tomar un hito de la cultura pop y darle nuevo ímpetu destruyéndolo casi por completo. Kylo Ren lo dice en la película: "Debes dejar que el pasado muera, mátalo si es necesario". La nostalgia es un arma de doble filo y conduce al estancamiento cuando lo único que aceptan los fans son refritos de los grandes éxitos de antaño.
Luke habla del peso y la deificación de las leyendas, cómo los héroes se vuelven inmaculados e incuestionables gracias a la idealización de la nostalgia, Luke ve en la mirada de Rey esa idealización injustificada y siente culpa. La caracterización de Luke es la mayor decepción que me ha generado la nueva trilogía, porque en todas las historias que imaginé del futuro de Star Wars, Luke se transformaba en el fundador de una nueva República donde la maldad del Imperio no tendría lugar. Supongo que algunos compartirán esa idea y otros tal vez disfruten más lo que se ha escrito en novelas y cómics, pero el Luke que vemos en The Last Jedi es un viejo amargado y recluso que ha renunciado a la esperanza y se escondió en el lugar más recóndito de la galaxia a esperar su propia muerte por vergüenza y remordimiento, porque no solo fracasó en su empresa de refundar la Orden Jedi, sino porque su fracaso significó que su sobrino cayera al lado oscuro y arrastrara a la galaxia con él. Su hermana le confió la vida y educación de Ben Solo y Luke Skywalker creó a Kylo Ren.
Luke Skywalker no es lo que yo esperaba, pero eso es bueno.
Rey no tiene apellido. Rey no es una Skywalker, Rey no es una Kenobi. Rey es la hija de padres alcohólicos que la vendieron para tener dinero para emborracharse. Rey es una huérfana criada en un planeta marginal sin conexión con un linaje famoso. Rey es como cualquier otro. Rey le quita el monopolio de la fuerza a los Skywalker, Rey rompe el ciclo, el linaje, Rey le devuelve la Fuerza a la galaxia y expande la historia. La Fuerza es equilibro, crea luz en la oscuridad y viceversa. Luke creó a Kylo Ren y por lo tanto la Fuerza creó a Rey, no de la misma forma bíblica en que creó a Anakin Skywalker, pero sí como contrapeso a la expansión de la influencia del lado oscuro.
Creo que en The Force Awakens Rey parecía a ratos un bienintencionado personaje genérico, símbolo de la diversidad políticamente correcta, pero aquí muestra carácter. Rey se para frente a Luke, le exige la verdad y le entrega una última oportunidad de hacerse cargo de resolver el problema o dejarlo en sus manos. Rey siente cariño y admiración por el pasado, pero no tiene miedo de confrontarlo si no entrega las soluciones necesarias. Es un personaje lleno de determinación, inventiva, compasión, esperanza y fuerza y eso la convierte en una excelente y digna sucesora de Luke.
Poe Dameron comete todos los errores posibles. Las decisiones de Poe y Finn terminan por sabotear los planes de Leia y la Vicealmirante Holdo (Laura Dern), pero lo que redime estos errores es que provienen del afán de combatir a la Primera Orden. Poe es impetuoso, impaciente e imprudente, pero carga la chispa de la Rebelión más pesadamente que ningún otro personaje. Poe no está preparado para ser líder al comienzo de la historia, pero al final de ella ha madurado (a un alto costo), lo suficiente como para suceder a Leia. Es una lección dura y terrible y tal vez signifique que a más de alguien el personaje le resulte débil, demasiado falible, pero creo que es un excelente arco porque a diferencia de Luke Skywalker lo fortalece. No decide ir a esconderse a una isla sino que asume el peso del liderazgo, el peso de decidir la vida y la muerte de sus amigos y camaradas en circunstancias terribles. Leia Organa esperaba que Poe pudiese convertirse en su sucesor y al final de la película ve sus esperanzas realizadas. Qué bueno que se arrepintieron de matar a Poe en la película anterior.
Creo que esta es la película que mejor desarrolla a Leia Organa. Siento que la trilogía original jamás le dio peso suficiente a que haya visto la destrucción de su planeta adoptivo, pero acá se la ve cargando el peso de los años y peor aún, el peso de los millones de vidas que se han perdido en la lucha por mantener o conseguir la paz en la galaxia. Alderaan, Hosnian Prime, el 90 por ciento (y un poco más), de los guerrilleros que componen la Resistencia. Leia carga ese peso, pero no titubea, retrocede ni renuncia. Después de cinco películas queda claro quién es el pilar de Star Wars.
The Last Jedi es una película deprimentemente esperanzadora. Es normal que algunos fans salgan tristes y desmotivados de la película porque habría que tener varios cables cruzados para salir eufórico de lo que es esencialmente el Álamo de la Resistencia, la batalla de la Concepción, un Dunquerque que salió mal. La única victoria de la Resistencia es que no los mataron a todos y que Luke volvió para darles un poco de esperanza en el futuro.
La Resistencia ha logrado darle un par de golpes fuertes a la Primera Orden, pero sus victorias son pírricas, a un costo personal enorme. Ya no quedan representantes de la vieja guardia y es la nueva generación la que se tiene que hacer cargo de una guerra que heredaron... no sé ustedes, pero yo quiero ver a esa nueva generación, quiero ver cómo ganan salvando lo que aman.
A veces el silencio también es una respuesta. Esta película no viene predigerida (tampoco es una película de super compleja), pero recompensa el dedicarle algo de tiempo a analizar la historia. No hay que confundir el no recibir lo que uno esperaba o que las respuestas no sean explícitas, con que éstas hayan sido omitidas. Tal vez no te guste del todo lo que propone la película, pero eso no significa que sea malo o incorrecto.
¡Bien por Rian Johnson!
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